Comenzó en el fútbol como arquera y ahora juega de mediocampista, posición donde aseguró que le gusta “hacer enganches”. Pese a estar en octavo básico en el Colegio Almondale San Pedro -con su selección clasificó a la final nacional de los Juegos Deportivos Escolares- ya dice que quiere estudiar Medicina y contó que en su tiempo libre le gusta estar con su familia, que es lejos su mejor hinchada.
Es la capitana de la selección del Colegio Almondale San Pedro que ganó el regional e irá a la final nacional de los Juegos Deportivos Escolares, quiere estudiar Medicina y con sólo tres años en el fútbol ya destaca en el ámbito escolar. Catalina Quevedo lidera a un equipo que ya trabaja con miras al gran desafío del torneo que se disputará en septiembre, aunque sin descuidar sus estudios: tiene promedio general 6,5 y a futuro le gustaría entrar a Medicina.
De sus inicios en el deporte, comentó que “llevo en total tres años, pero al comienzo era arquera. ¿Cómo partí? La verdad mi familia no es de jugar fútbol, pero tengo un primo que me empezó a guiar, a jugar conmigo”, dijo.
Al respecto, agregó que “comencé en el arco porque en mi colegio no teníamos el equipo formado la verdad, y sabía ocupar mejor las manos, no los pies (ríe). Me uní a la selección, con el profesor Juan Carlos (Riquelme) y como nos costaba mucho hacer goles después pasé a jugar más adelante, aprovechando que igual teníamos otra arquera. Empecé a jugar más de mediocampista y resultó. Me gustó el cambio, porque desde el arco igual me perdía mucho donde no había quien metiera goles. No sabía a quién pasarle el balón”.
Hace poco, vencieron 4-1 a la Escuela Forjadores de Penco para quedarse con el regional de futsal de los Juegos Deportivos Escolares. “Esto es premio a un proceso, tenemos un equipo que ha trabajado mucho para salir adelante. Mis expectativas para el nacional son súper buenas, porque estamos esforzándonos y practicando más, nos preparamos para dar lo mejor de nosotras”.
Dijo que admira a Messi y Cristiano Ronaldo, y que lo que más le gusta hacer en su posición es “enganchar”. Sobre qué quiere mejorar, afirmó que “tener más confianza en mí, en mis capacidades”.
Si bien entrena harto, aseguró que “mi prioridad son los estudios. Me han invitado a clubes profesionales, pero es más entrenamiento en la semana. Siento que si voy a probarme alguna y quedo, tendría que estudiar menos y no quiero eso. Quiero salir adelante con mis estudios. Ahora practico como cuatro veces por semana, más los partidos, e igualmente tengo promedio general 6,5. ¿Qué carrera me gusta? Lo estuve pensando y quiero estudiar Medicina. Sé que necesito buenas notas, y por eso me estoy esforzando mucho”.
En su tiempo libre contó que le gusta pasar tiempo con su familia. “Su apoyo está siempre, sobre todo de mis papás. Ellos me acompañan a todas partes, siempre están conmigo y se hacen el tiempo para ir a dejarme y a buscarme a mis entrenamientos, van a mis partidos igual”.
En cuanto a su proyección en el fútbol, Catalina aseguró que “en la enseñanza media quiero ver si puedo entrar en algún equipo, voy a seguir jugando e intentándolo hasta poder conseguirlo. Pero si no, igual contenta de jugar a cualquier nivel. En el camino hay que ir viendo qué oportunidades se presentan”.
Catalina destacó el apoyo que tiene de su familia. Su papá, Claudio Quevedo, comentó que “para nosotros la verdad es un orgullo tremendo que ella se apasione y le guste el fútbol, que hasta hace un tiempo era un deporte solamente asociado al género masculino. Como papás la apoyamos siempre, nos gusta ir a verla jugar, estar con ella en sus competencias. Nuestro panorama de fin de semana es ir con ella y acompañarla, en patota”.
De esas coordinaciones para acompañarla, agregó que “con su mamá nos turnamos cuando es en la semana. A veces también le pedimos ayuda a familiares si no podemos y debe presentarse en alguna actividad. Toda la familia se mueve para que ella pueda cumplir con su equipo, y bueno los fines de semana obviamente estamos presentes en la mayoría de sus torneos. Además, como todas las niñas también tienen el mismo problema, pues aún no pueden andar solitas por la edad, los papás formamos un grupo de apoderados, ya de amistades a esta altura y nos ayudamos entre todos, se forma un bonito ambiente”.
Sobre la proyección de su hija, señaló que “estuvo un tiempo participando en la UdeC, entrenando, pero el horario nos complicaba por ser durante la jornada laboral. Conversamos con el profesor allá y él nos comprendió, y nos dijo que nos iba a esperar que pudiéramos arreglar nuestro horario o que ella ya tuviera una edad suficiente para poder moverse sola”.
Más allá de los resultados o el nivel, Claudio tiene claro que a su hija el deporte le hace muy bien. “No solamente ayuda en la parte física, sino que también es un apoyo importante en la etapa emocional del desarrollo de los niños. Aprenden de compañerismo, de manejo de la frustración, habilidades sociales, entonces es un complemento para su crecimiento integral. Además, sirve para alejarla un poco del computador, de las pantallas, algo que a muchos padres les cuesta manejar bien hoy en día”.
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